
La gestión de una comunidad de propietarios puede parecer sencilla a simple vista, pero en la práctica implica una gran cantidad de tareas, obligaciones legales y decisiones que requieren experiencia y conocimientos técnicos. Aquí es donde entra en juego una figura fundamental: el administrador de fincas.
Tanto si tu comunidad cuenta con uno como si está pensando en contratarlo, es importante conocer qué funciones tiene, cuál es su papel legal y qué ventajas aporta.
¿Qué es un administrador de fincas?
El administrador de fincas es el profesional encargado de gestionar los asuntos económicos, técnicos, legales y administrativos de una comunidad de propietarios. Su objetivo principal es garantizar el buen funcionamiento del edificio y representar los intereses comunes de los vecinos.
Puede ser un profesional colegiado, una empresa especializada o incluso un propietario de la comunidad, aunque lo más recomendable es que sea un profesional cualificado, especialmente en comunidades con un número elevado de vecinos o servicios comunes.
¿Está regulada su figura por ley?
Sí. La Ley de Propiedad Horizontal (LPH) regula la figura del administrador en su artículo 13, señalando que se trata de uno de los cargos obligatorios en la comunidad, junto con el presidente y, en su caso, el secretario.
Además, en la práctica, el administrador suele asumir también las funciones de secretario-administrador, siempre que así lo acuerde la junta.
Principales funciones del administrador de fincas
El artículo 20 de la LPH recoge sus funciones básicas, aunque en la práctica puede encargarse de muchas más. Las principales son:
- Velar por el buen régimen del inmueble, sus instalaciones y servicios.
- Realizar las gestiones necesarias para el mantenimiento y conservación del edificio.
- Ejecutar los acuerdos adoptados por la junta de propietarios.
- Preparar y someter a la junta el plan de gastos y presupuesto anual.
- Gestionar la contabilidad y los cobros/pagos de la comunidad.
- Actuar como intermediario con proveedores y empresas de mantenimiento.
- Gestionar incidencias y conflictos entre propietarios.
- Representar a la comunidad ante organismos públicos (en muchos casos mediante certificado digital).
¿Es obligatorio contratar un administrador?
No, no es obligatorio contratar a un profesional externo, pero sí lo es cubrir esa función, ya sea por un vecino o por un administrador colegiado. En comunidades pequeñas a veces lo asume el presidente, pero con el tiempo, muchos vecinos optan por delegar en un profesional para evitar conflictos, ahorrar tiempo y asegurarse de que todo se gestiona correctamente.
Ventajas de contar con un administrador profesional
Contratar a un administrador de fincas cualificado ofrece múltiples ventajas:
- Ahorro de tiempo y reducción de cargas para el presidente y los vecinos.
- Cumplimiento normativo (ley de propiedad horizontal, protección de datos, prevención de riesgos, etc.).
- Gestión económica más eficiente (presupuestos, morosidad, proveedores).
- Mayor transparencia y control en las cuentas.
- Resolución rápida de problemas e incidencias con proveedores o vecinos.
- Asesoramiento legal y técnico ante decisiones importantes.
¿Cómo se nombra y cesa al administrador?
El administrador es elegido por la junta de propietarios, con acuerdo de mayoría simple, y su cargo tiene una duración de un año, salvo que se acuerde otra cosa.
Puede ser cesado en cualquier momento, también por acuerdo de mayoría, o por causa justificada si no cumple adecuadamente con sus funciones.
Conclusión
Contar con un administrador de fincas profesional es una decisión estratégica que mejora la convivencia, evita problemas y garantiza que la comunidad cumple con todas sus obligaciones legales. En un entorno cada vez más complejo, con normativas cambiantes y servicios externalizados, disponer de este apoyo profesional se convierte en una necesidad más que en una opción.